
Valladolid es, sin duda alguna, una de las grandes tierras de vino de nuestro país. Son hasta 5 las Denominaciones de Origen que se dan cita en alguno de los puntos de la geografía de su provincia. Algunas de ellas de tanto peso como la D.O. Ribera del Duero o la D.O. Rueda. Y otras algo más modestas, pero bajo las que se producen vinos no menos interesantes, como la D.O. Cigales, la D.O. Toro o la D.O. León.
Y como toda tierra de buenos vinos que se precie, Valladolid es también un lugar de gran tradición gastronómica. Tierra, cómo no, del lechazo y del cochinillo asados. Pero también de las patatas a la importancia, de la tortilla de chorizo, del cocido castellano, de las sopas de ajo y de los ajoarrieros.
Una gastronomía contundente y tradicional, que con los nuevos tiempos también ha sabido adaptarse a las nuevas formas que nos hemos inventado para disfrutar del comer. Y es que Valladolid es también una de las mejores ciudades de Castilla y León, y de toda España, para entregarse al deambulatorio deleite del tapeo. No en vano, Valladolid es la sede del Concurso Nacional de Pinchos desde hace más de 17 años. Y así, ir de tapas por la capital del Pisuerga es una de las mejores formas de conocer sus calles, su magnífica cultura culinaria y a sus gentes: de vino en vino y de tapa en tapa, recorriendo las barras de algunos de los bares, tascas y restaurantes más emblemáticos de la ciudad.
Hoy proponemos una ruta de tapas por Valladolid en las que las siguientes paradas para el avituallamiento son (casi) obligadas.
Ruta de tapas por Valladolid
Jero
En Jero se definen como “especialistas en cocina en miniatura”, y vaya si lo son. Muy cerquita de la plaza Mayor de la capital vallisoletana encontramos este establecimiento en el que la oferta de tapas, pinchos o “canapés”, como los llaman aquí, es casi interminable: cecina con membrillo, mousse de foie con pistachos y confitura, Salmón con mousse de foie y ventresca, morcilla y huevo de codorniz, alcachofa con verduras… Lo complicado en Jero será decidirse por uno solo.
Villa Paramesa
No nos alejamos mucho de los alrededores de la plaza Mayor para hacer la segunda parada obligada en el Villa Paramesa, en la plaza de Martí y Monsó. Un lugar donde la tradición y la vanguardia de la cocina vallisoletana se dan la mano. Además de por su restaurante a la carta, la visita a Villa Paramesa resulta imprescindible por su sugerente oferta de tapas. Los vinos y quesos de la tierra son la especialidad de este establecimiento, que cuenta con un espectacular arroz socarrat con gambas o con “Los tres cerditos” —un cochinillo con ajo blanco, salsa ponzu y pibil— como dos de sus tapas estrella que no podemos dejar de probar.
Los Zagales
Continuamos nuestro paseo gastronómico vallisoletano en Los Zagales, en la calle Pasión, también muy cerca de la plaza Mayor. Un restaurante donde entienden a la perfección la parte lúdica de la cocina y en el que intentan sorprender al visitante con sus divertidos trampantojos, tapas y pinchos que nunca son lo que parecen. Es el caso de su emblemático Tigretostón, con el que Los Zagales se hizo con el primer premio en la edición de 2010 del Concurso Nacional de Tapas y Pinchos: un falso Tigretón a base de tostón, pan negro, cebolla confitada y crema de morcilla y queso. Una tapa de la que se venden hasta 60 000 unidades cada año. Y un establecimiento de parada imprescindible en nuestra ruta de tapas por Valladolid en el que los pinchos se cuentan por premios.
La Tasquita
Vamos con otro clásico indiscutible del tapeo vallisoletano. En este caso paramos en La Tasquita, también en los aledaños de la plaza Mayor, en el número 2 de la calle Caridad. Su especialidad son las tostas y las crepes. No podemos dejar de probar su tapa de tartar de solomillo a la pimienta en pan tostado de mollete, su crepe de rape con salsa de carabineros o su mítica tosta de gambas al ajillo. Algunos de los bocados con los que La Tasquita se ha ganado su fama, a lo largo de sus ya más de 35 años de historia, como uno de los locales gastronómicos ineludibles para tapear en Valladolid.
El Corcho
Siguiente parada en nuestro camino: El Corcho. En este mítico bar y restaurante de Valladolid, en el número 2 de la calle Correos, también en pleno casco antiguo, a dos pasos de la plaza Mayor de la ciudad, no podemos dejar de probar sus magníficas y afamadas croquetas de jamón. En su carta de tapas también hay sitio para las tostas de gambas, los torreznos, las morcillas o su ya también clásicas tajadas de bacalao.
Ceyjo
Sin movernos mucho de la zona, avanzamos en nuestro camino hasta la calle de los Molinos, número 3, donde se ubica el Ceyjo, otro de los lugares que no podemos dejar de visitar en Valladolid si nos consideramos buenos amantes de las croquetas. En este caso la especialidad de la casa son las de huevo, muy posiblemente entre las mejores croquetas que se sirven en toda la ciudad. Elaboradas siguiendo la receta familiar que se sigue manteniendo desde hace casi 50 años. También son muy recomendables sus crujientes y jugosos torreznos o sus tostas de bacalao.
Trasto
Y vamos cerrando esta pequeña ruta gastronómica por algunas de las barras más ilustres de Valladolid (aunque podríamos extenderla mucho más) en el restaurante Trasto. Ubicado en la esquina entre las calles Menéndez Pelayo y Santa María, el Trasto propone al visitante una revisión innovadora de la cocina típica castellana, fusionada con influencias gastronómicas de otras partes del mundo, como México o Japón. Una vanguardista propuesta culinaria dirigida por el chef Teo Rodríguez. Un steak tartar sobre tuétano asado a la brasa o una sopa castellana a la sartén, con jamón, yema y ajo negro son algunos de los llamativos bocados que se nos ofrecen en este restaurante.
Con tus tapas, elige Valderivero
Como vemos, el tapeo en Valladolid y la gastronomía de esta tierra castellana dan para mucho. Nada mejor para disfrutar de ella al máximo que regarla con el vino idóneo. Nosotros proponemos nuestros vinos Valderivero, elaborados con uva 100 % Tempranillo cultivada en los campos de Nava de Roa, zona privilegiada para la viticultura de calidad en el corazón mismo de la Denominación de Origen Ribera del Duero. Con uvas de esta variedad Tempranillo, provenientes de viñedos ubicados a diferentes niveles de altitud, elaboramos nuestros vinos Valderivero Crianza, Valderivero Roble y Valderivero Joven. Tres vinos potentes y bien estructurados, de marcado carácter frutal y taninos redondos y maduros. Con diferentes tipos de crianza, hay un tinto Valderivero perfecto para cualquier ocasión. Una apuesta segura de maridaje para disfrutar con los platos más típicos de la rica tradición culinaria de Castilla y León.
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