Placeres, Vino | 22 mayo 2025

El año en nuestro viñedo: Las estaciones y sus secretos

Las estaciones trazan el camino de la vida en el viñedo, transformando el paisaje y definiendo nuestras tareas. La primavera empieza con los primeros brotes verdes que traen nueva...

6 min. de lectura | por Marqués del Atrio

Las estaciones trazan el camino de la vida en el viñedo, transformando el paisaje y definiendo nuestras tareas. La primavera empieza con los primeros brotes verdes que traen nueva vida. En verano, el calor madura las uvas bajo la luz interminable de los días largos. Pero es durante el otoño cuando el viñedo se viste de gala. Las viñas en otoño despliegan tonos cálidos como dorados y cobrizos, mientras se lleva a cabo la vendimia, el momento más esperado para todos los que trabajamos en el campo.Con el invierno, el viñedo entra en calma, mientras la tierra se prepara para un nuevo ciclo. 

Cada estación marca un hito que conecta el esfuerzo humano con la naturaleza. Este viaje anual está lleno de matices, y cada etapa es fundamental para crear vinos excepcionales.

¿Te gustaría conocer qué hace especial a cada estación y cómo moldean la esencia de nuestros vinos? Sigue leyendo y acompáñanos en este recorrido por las maravillas de nuestro viñedo.

La primavera: el renacer de nuestro viñedo

La primavera es una época breve, pero crucial. Aquí se sientan las bases para un año productivo y de calidad. Cada acción que tomamos en esta temporada refleja nuestro compromiso con el terroir y con la excelencia de los vinos que nacen de nuestra tierra.

Con la primavera, nuestro viñedo en La Rioja despierta tras el descanso invernal. Las temperaturas comienzan a subir y los días se alargan, iniciando la brotación. Es en este momento cuando los primeros brotes verdes emergen de las yemas dormidas, marcando el comienzo de un nuevo ciclo de vida en la vid.

En esta etapa, llevamos a cabo tareas imprescindibles para garantizar el buen desarrollo de nuestras plantas. La poda en verde es una de las labores más importantes. Consiste en eliminar los brotes innecesarios para que la energía de la vid se concentre en las ramas más productivas, favoreciendo un crecimiento ordenado y equilibrado. El control de plagas y enfermedades también es central durante este periodo. Las condiciones de humedad y temperatura pueden facilitar la aparición de hongos. Por ello, aplicamos tratamientos sostenibles que protegen nuestras vides.

Además, revisamos las estructuras de soporte que guían el crecimiento de las vides, asegurándonos de que estén en perfecto estado para resistir la próxima fase de desarrollo.

El esplendor estival en nuestro viñedo

El verano llena nuestro viñedo de vida, color y actividad. Es el momento en el que las vides despliegan todo su potencial, con hojas densas protegiendo a los racimos en desarrollo bajo el sol intenso. 

Uno de los hitos más importantes de esta estación es el envero, un proceso fascinante en el que las uvas comienzan a cambiar su color. Las pequeñas bayas verdes toman tonalidades que van desde el dorado al púrpura, dependiendo de la variedad, marcando el inicio de la maduración. Es un indicador clave que observamos con atención, ya que de aquí en adelante cada decisión influirá en la calidad final de nuestros vinos.

Durante el verano, redoblamos los esfuerzos en el cuidado de las vides. Se realizan trabajos como el aclareo de racimos para controlar la cantidad de fruto por cepa y asegurar que cada uno alcance la mejor calidad posible. Del mismo modo, vigilamos constantemente las condiciones sanitarias, protegiendo las uvas frente a posibles plagas o enfermedades que podrían afectar su desarrollo.

Esta época también nos exige precisos ajustes en el riego, asegurando que la viña reciba el agua suficiente sin comprometer la concentración de los frutos. El sol, la tierra y nuestras manos trabajan en equilibrio para garantizar que cada racimo encierre lo mejor de nuestra tierra, listo para transformarse en un vino con carácter y alma.

Nuestros viñedos en otoño

El otoño es una época de transición que cierra un ciclo y prepara el camino para el siguiente. Cada decisión tomada en estos meses influye directamente no solo en la salud de nuestras viñas, sino también en la calidad de nuestro vino.

El otoño convierte nuestros viñedos en un paisaje lleno de tonos dorados, rojos y ocres. Este periodo marca un momento crucial en el calendario vitícola, ya que es cuando se lleva a cabo la vendimia. Recolectamos las uvas con el máximo cuidado, asegurándonos de que estén en su punto ideal de maduración, para preservar la calidad y características únicas de nuestros vinos.

Las viñas en otoño deben prepararse para el invierno. En primer lugar, trabajamos en la fertilización de los suelos, aportando los nutrientes necesarios para que las plantas recuperen fuerzas tras el esfuerzo de la producción. También limpiamos el viñedo eliminando hojas caídas y restos vegetales, lo que ayuda a minimizar la aparición de plagas y enfermedades durante las próximas estaciones.

Es un momento clave para revisar el estado de las cepas y las estructuras de soporte. Aseguramos que las vides estén en óptimas condiciones para soportar el frío invernal y enfrentarse al nuevo ciclo de cultivo.

El silencio invernal en el viñedo

El invierno trae calma, marcando una época de reposo imprescindible en el ciclo de la vid. Las cepas, desnudas de hojas, permanecen en un aparente estado de inactividad mientras, bajo tierra, las raíces siguen trabajando en su desarrollo y almacenamiento de energía para la próxima temporada.

Una de las actividades clave durante esta estación es la poda. Este proceso, que realizamos con precisión y cuidado, permite dirigir el crecimiento de las vides y garantizar un equilibrio adecuado entre su vigor y producción. Es el momento de seleccionar las ramas que dejarán paso a los futuros brotes, esenciales para obtener una cosecha de alta calidad.

Además, el invierno nos brinda la oportunidad de realizar labores de mantenimiento en el viñedo. Revisamos las estructuras que soportan las vides, reparando cualquier daño causado por el clima. También trabajamos el suelo mediante labores como la oxigenación y el aporte de nutrientes, preparándolo para que pueda sustentar de manera óptima el próximo ciclo vegetativo.

Este periodo nos permite reflexionar sobre la cosecha pasada, analizar resultados y planificar mejoras en nuestras prácticas vitícolas. Aunque el paisaje invernal pueda parecer estático, se trata de un tiempo de preparación estratégica que resulta esencial para conservar la calidad y el carácter insólito de nuestros vinos. Cada tarea que llevamos a cabo refuerza nuestro compromiso con la tierra, cuidando cada detalle para perpetuar la riqueza de nuestro legado vitivinícola.

Cada estación deja su huella en nuestro viñedo, moldeando el carácter único de los vinos que llevamos con orgullo a tu mesa. Desde el descanso invernal hasta el vigoroso crecimiento estival, pasando por el esplendor de las viñas en otoño, cada etapa refleja el compromiso y la tradición que en Marqués del Atrio hemos cuidado generación tras generación. Te invitamos a descubrir en cada copa el sabor auténtico de La Rioja, un recorrido por la tierra, el tiempo y la pasión que define nuestra esencia enológica.

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