El tiempo de frío marca el momento de realizar uno de los trabajos de mantenimiento y cuidado más importantes durante el ciclo vegetativo de la vid. Hablamos de la poda, momento en el que se le da forma a los viñedos y se los dispone en las condiciones más ventajosas posibles para que puedan producir uvas de la mejor calidad. Se trata de uno de los momentos clave de todo el proceso de viticultura. Un tratamiento fundamental para obtener la mejor materia prima a partir de la cual trabajar la posterior elaboración del vino.
Por eso, hoy vamos a descubrir brevemente cuál es la importancia de la poda para el correcto desarrollo de la planta y cuál es la influencia que este buen desarrollo tendrá finalmente en el vino. Y para hacerlo, nos centraremos en ver cuál es el momento más adecuado para llevar a cabo la poda de la vid, en qué consiste, cómo debe realizarse y cuáles son sus objetivos fundamentales. Para terminar, conoceremos también cuáles son los principales métodos de poda más habituales.
Qué es y en qué consiste la poda de la vid
La poda no es más que el trabajo que tiene lugar en el viñedo para limitar el crecimiento y la expansión vegetativa de la vid, con el objetivo de controlar el rendimiento de la planta en la producción de uva, así como de mejorar la calidad del fruto.
Desde el punto de vista técnico, la poda consistirá en seleccionar las yemas, brotes y ramas que más nos interesa que crezcan en la planta y en cortar aquellos que no queremos que sigan creciendo.
Cuándo debe realizarse la poda de la vid
Los trabajos más importantes de poda de la vid se realizan durante el frío tiempo de invierno, momento en el que los viñedos, como plantas de hoja caduca que son, se muestran desnudos y sin hojas con motivo de su caída estacional. Los sarmientos de la temporada anterior están ya secos y la planta se encuentra en un período de inactividad invernal.
El momento concreto variará en cada caso de diferentes factores que pueden marcar los tiempos de desarrollo de la planta. Los principales de ellos serán la variedad de la uva y el propio ritmo de sus ciclos vitales, la climatología del lugar de cultivo, la altitud, la composición del suelo sobre el que se asientan los viñedos, etc.
Las variedades más prolíficas y vigorosas requerirán de trabajos de poda más tempranos y exhaustivos, mientras que las variedades menos productivas serán menos exigentes en este aspecto. Los climas más llevaderos para la planta favorecerán su crecimiento y ramificación, por lo que también requerirán de una poda más a fondo. Lo mismo sucede con los suelos más ricos en nutrientes, etc. En última instancia, serán los responsables enológicos y viticultores quienes marcarán el momento óptimo para iniciar estos trabajos de poda en función de sus intereses de cultivo y producción.
Aparte de esta poda principal que tiene lugar durante el invierno, también podrán contemplarse otros momentos de poda de menor envergadura, como la poda en verde que puede realizarse durante la primavera. O también las podas de formación que sirven para dar forma a la planta durante sus primeros años de vida cuando las vides son nuevas.
Para qué sirve y por qué es tan importante la poda de la vid
El principal objetivo de la poda es el de reconducir el crecimiento natural y caótico de la planta hacia los intereses de producción específicos marcados por el criterio enológico de cada bodega.
Pensemos en que si las viñas se abandonan a su suerte, estas tienden a crecer de forma desordenada, dando lugar a multitud de brotes que generan ramificaciones en todas direcciones. Unas ramificaciones que generan a su vez un aumento de la demanda de energía y nutrientes que la planta debe consumir para mantenerse viva y continuar con su desarrollo.
Sin embargo, desde el punto de vista de la viticultura y para producir bayas de uva de la mejor calidad con la que poder elaborar buenos vinos, los intereses de los agricultores son bien diferentes. En este caso, de lo que se trata es de buscar la mejor calidad de las uvas, y para ello, es necesario concentrar los nutrientes en una cantidad limitada de racimos de uvas.
En resumen, el objetivo fundamental de la poda es el de limitar la productividad potencial natural de la planta para que esta dé menos frutos, pero mejores. Bayas de uva con una mayor concentración de azúcares en su interior, más sanas y capaces de soportar las inclemencias del clima, con una mayor concentración de ácido tartárico, de ácido málico, de flavonoles, antocianos y del resto de compuestos de la uva que contribuyen a conformar su buen aroma, sabor, textura y su color.
Como efectos agregados al objetivo principal de la poda, este trabajo de viticultura ayuda además a prolongar la vida de la planta y a mejorar su estado de salud. También permite a los agricultores asegurar la producción de uva año tras año, así como amoldar el crecimiento de la planta a las condiciones físicas de los campos, optimizando el uso del espacio de cultivo y facilitando el resto de labores del campo.
Tipos de poda de la vid más comunes
Por último, existen muchas técnicas diferentes de realizar la poda que, una vez más, vendrán determinadas por el tipo de viñas que tengamos entre manos y por el objetivo de cultivo y rendimiento de la planta que queramos lograr en cada caso. También por los planes de conducción de la vid que queramos implementar para el desarrollo del viñedo.
Como cierre, algunos de los principales tipos de poda más comunes con los que nos encontraremos serán estos:
– La poda a pulgar y vara
– La poda en espaldera
– La poda en lira
– La poda en vaso
– La poda Guyot
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