La uva Tempranillo es una de las uvas tintas más importantes de nuestro país en lo que al mundo de la viticultura y de la vinificación se refiere. Una relevancia que resulta aún mayor si nos centramos en los vinos tintos producidos dentro de la Denominación de Origen Calificada Rioja. Y es que en este último caso, la uva Tempranillo es además una de las pocas variedades tradicionales que contempla el Consejo Regulador de la denominación para la elaboración de los vinos tintos de nuestra tierra. Un honor que la Tempranillo comparte junto con la Garnacha tinta, la Graciano y la Mazuelo. Aunque es la Tempranillo, sin duda alguna, la variedad de uva más importante para la producción de vino de la región. No en vano, el 61 % de la superficie del viñedo de la Denominación de Origen Calificada Rioja está ocupada por esta uva. Y dentro del conjunto de España, la Tempranillo es también la primera variedad de uva más cultivada para vinificación en nuestro país, con alrededor de 203.000 hectáreas, llegando incluso a superar en la cantidad de producción de algunas de las últimas campañas a la variedad blanca Airén.
Por todo ello, hoy queremos dedicar unos minutos a conocer un poco mejor a esta uva Tempranillo. Y así, en este artículo vamos a ver cuáles son las principales características y propiedades de esta uva. Veremos también cuáles son sus peculiaridades de cultivo y cuidado y cómo las características propias de la variedad Tempranillo se manifiestan posteriormente en algunos de los mejores vinos tintos de Rioja.
Características y propiedades de la uva Tempranillo
Como decimos, la uva Tempranillo es una de las principales variedades de uva empleadas para vinificación en toda España, siendo además, la uva tinta más utilizada. Así, podemos encontrar vinos tintos que emplean esta uva en muchas de las principales regiones vinícolas del país, bien para la elaboración de vinos monovarietales de Tempranillo, cuando incluyen al menos un 85 % de esta uva, o bien como variedad a combinar con otros tipos de uvas. En estos últimos casos, la Tempranillo es una variedad muy valorada en la elaboración de vinos de coupage, ya que por sus características propias, permite aportar a la mezcla equilibrio y elegancia.
Comencemos, pues, a conocer estas características de la uva Tempranillo para entender qué aporta esta variedad a los vinos que se elaboran con ella.
Origen
Para trazar el origen de la Tempranillo debemos remontarnos al siglo XV, ya que es de esta época de la que datan los primeros textos que hacen referencia a esta uva con el nombre de “uva aragonez”, y que a partir de mediados del siglo XVIII pasará a ser más conocida ya como “Tempranillo”, nombre que mantiene hasta la actualidad junto con otros como Cencibel, Tinta del País, Tinta Fina, Tinta de Toro, Tinta Toriz, Ull de Llebre y otros muchos, según la región en donde nos encontremos.
Posteriormente, estudios científicos más recientes sobre el ADN de esta variedad Tempranillo han venido a confirmar su origen a partir de una hibridación entre las antiguas variedades Benedicto y Albillo Mayor.
En el viñedo
Ya en el viñedo, entendemos de dónde toma su nombre la variedad Tempranillo. Y es que se trata de una uva que muestra un ciclo vegetativo más corto que otras variedades, siendo su maduración más temprana que en otros casos.
Físicamente, los racimos de la tempranillo son uniformes tanto en color y compacidad. Tienen forma de pirámide invertida bien marcada y las bayas son de tamaño mediano y con forma de esferas regulares. El color de estas es de tonalidad negro – azulado intenso. Y su piel, es particularmente gruesa. En su interior, en las mejores añadas, las bayas de la Tempranillo muestran un equilibrio perfecto entre acidez y concentración de azúcares que la convierten en una candidata perfecta a partir de la cual elaborar vinos tintos de crianza y guarda de calidad excepcional.
Cuidados, clima y terruño
En cuanto a las condiciones meteorológicas y ambientales más adecuadas para el correcto desarrollo de la planta, la Tempranillo suele preferir los terrenos tirando a altos y puede adaptarse bien a una gran variedad de climas. Prefiere los suelos arcillosos y no tolera bien las sequías ni las temperaturas muy elevadas. Sí se beneficia, sin embargo, de una buena exposición al sol. Los climas frescos favorecen que las bayas ganen en acidez, mientras que el calor hace que los azúcares se concentren en forma más abundante dentro de la gruesa piel de estas uvas. Por ello, una climatología que combine estas oscilaciones térmicas moderadas permite un desarrollo perfecto de la Tempranillo. En cuanto a las plagas y las enfermedades propias del viñedo, la variedad Tempranillo es bastante sensible a ambas.
En la cata
Las características propias de la uva Tempranillo resultan especialmente interesantes en tanto a cómo estas influyen en la personalidad enológica de los vinos que con ella se elaboran. Un interés más destacable, si cabe, al hablar de los vinos tintos de Rioja, en los que el uso de la Tempranillo es el más extendido de entre todas las variedades tradicionales aceptadas por las normas de elaboración de la Denominación de Origen Calificada.
El color de los vinos de Tempranillo es medio. Los vinos jóvenes suelen mostrar tonalidades violáceas más fuertes, adquiridas directamente de los hollejos de las uvas. En vinos con crianza y guarda, estos tonos van evolucionando a tonos teja y rojizos.
El aroma de los vinos elaborados con Tempranillo es intenso y afrutado, sobre todo en los vinos jóvenes. Destacan los matices de frutas rojas y negras, de violetas o ciruelas. En los Crianza, los aromas propios de la Tempranillo evolucionan a notas especiadas, tabaco, regaliz, cuero y tostados.
En boca, los vinos de Tempranillo suelen ser especialmente equilibrados, tanto en acidez, como en concentración de azúcares y concentración tánica, si bien esta última se caracteriza por ser noble y compleja. Todo esto hace de los mejores vinos elaborados con Tempranillo en candidatos excepcionales para la crianza en madera y la guarda.
3 vinos de Marqués del Atrio con los que descubrir las virtudes de la variedad Tempranillo
En la práctica es en donde podremos apreciar mejor todas estas características que la uva Tempranillo imprime al vino durante el proceso de vinificación.
Nuestra propuesta para conocer en profundidad a la variedad Tempranillo a través de la cata es disfrutar de tres de nuestro mejores vinos de Rioja:
Marqués del Atrio Crianza
Nuestro magnífico Rioja Crianza elaborado con las variedades tradicionales Tempranillo y Graciano procedentes de parcelas situadas a una altitud de entre 300 y 600 metros, lo que junto con una baja producción permite que las bayas muestren un estado de maduración y de concentración de nutrientes óptimo en el momento de la vendimia. Con entre 12 y 14 meses de barrica, se convierte en un tinto de color rojo cereza intenso, muy aromático, con recuerdos de frutos negros maduros, pasas y regaliz. Un vino maduro, con taninos redondos y de final persistente. Ideal para disfrutar con todo tipo de quesos semicurados, carnes rojas o embutidos.
Marqués del Atrio Reserva
Elaborado también a partir de las variedades Tempranillo y Graciano, en esta ocasión la crianza se realiza durante al menos 24 meses en barricas de roble francés y barricas de roble americano. Tras el afinamiento en botella, nuestro gran vino Reserva de Rioja despliega sus tonos granates intensos con reflejos aterrados. Un vino de aroma complejo, elegante, con toques ahumados y recuerdos de frutas del bosque y frutas negras maduras. Con taninos bien evolucionados, equilibrado, potente y con cuerpo. De final largo, es un vino ideal para disfrutar con platos contundentes: caza, guisos, verduras a la brasa, chocolates…
Finca El Rubio
En este caso, nuestro Rioja Finca El Rubio está elaborado a partir de uvas Tempranillo (cepas viejas de cerca de 50 años) procedentes de una pequeña parcela de 2 hectáreas ubicada a una altitud de 600 metros, en una finca dentro del paraje del “Rubio”. Tras 14 meses de crianza en barricas de roble americano y francés, este magnífico Rioja muestra un color granate limpio y brillante, con ciertos reflejos violetas. Aromáticamente mantiene el carácter frutal de la variedad, tamizado, sin embargo, por el paso por madera, que le confiere además notas herbáceas, de vainilla, caramelo o moka. En boca, el sabor es suave pero firme, siempre elegante y con buena estructura. De final persistente, es un vino ideal para acompañar con todo tipo de carnes rojas, con cordero, con platos de caza, patés y quesos.
Deja una respuesta